En contraste con lo que en ocasiones pueda creerse, se considera importante que los padres acudan con celeridad cuando escuchen a su bebé llorar. Sin embargo, al mismo tiempo, se recomienda que se muestren relajados y sin angustia para examinar las causas que provocan el llanto de su hijo. Los diferentes modos de llorar del bebé se harán más familiares a medida que los padres vayan habituándose a ellos y llegarán incluso a reconocer los motivos que causan el llanto. Una vez que sean capaces de reconocerlo, con práctica e intuición, podrán valorar si se trata de una molestia que debe ser solventada de forma prioritaria, como puede ser el hambre, el frío, la suciedad o la enfermedad o, si por otra parte, se trata de problemas menos urgentes y deciden darle un tiempo al niño para que trate de ponerles solución por sí mismo, como puede ser el hecho de tener sueño o de sentirse en tensión. En el inicio de la vida del pequeño, los padres deberán ir probando diferentes alternativas que puedan cubrir las necesidades de su hijo e ir descartando las diferentes posibilidades hasta dar con la que reclama su bebé. Cabe la posibilidad de que en ciertos momentos el llanto del pequeño persista a pesar de que los padres traten de aplicar todas las alternativas posibles. En estos casos, se debe tratar de no perder la paciencia y seguir siendo una fuente de tranquilidad y bienestar para el bebé, ya que siempre existe una causa por la que lloran aunque no sepamos descifrar cual es con el tiempo, al igual que los padres irán aprendiendo y conociendo a su hijo, el bebé irá desarrollando estrategias y encontrando las claves para calmarse por sí mismo y alternativas para pedir ayuda.