Un terror nocturno es un despertar parcial del sueño con comportamientos agitados, como gritar, patalear, pavor, sonambulismo, agitar el cuerpo o balbucear de modo incoherente. Los terrores nocturnos normalmente se producen en el período de dos horas después del niño empezar a dormir. No son perjudiciales y cada episodio termina en un sueño profundo. Se consideran normales hasta la edad de 6 años, aunque pueden persistir hasta más adelante de modo normal.
Algunas de las características comunes de los terrores nocturnos son:
- El niño está asustado pero no puede ser despertado o tranquilizado.
- Los ojos del niño están muy abiertos pero no sabe que alguien está presente.
- El joven puede creer que los objetos o las personas de la habitación dan miedo.
- El episodio dura de 10 a 30 minutos.
- El niño a menudo no recuerda el episodio a la mañana siguiente.
Algunos consejos para ayudar a un niño durante los terrores nocturnos:
+ Trate de ayudar a su hijo a volver a un sueño normal. A veces, no podrá despertar a su hijo, por lo tanto, no lo intente. Encienda las luces de forma que su niño esté menos confundido por las sombras. Haga comentarios que le tranquilicen. Abrace a su hijo si esto parece ayudarle a sentirse mejor.
+ Proteja a su hijo de los daños posibles. Durante un terror nocturno, el niño puede caerse de una escalera, correr hacia una pared o romper una ventana. Trate de dirigir suavemente a su hijo de regreso a la cama.
+ Prepare a las niñeras para estos episodios. Explique a las personas que cuidan de su hijo lo qué es un terror nocturno y qué hacer si se produce uno.
+ Trate de prevenir los terrores nocturnos. Un terror nocturno puede desencadenarse si su hijo está muy cansado. Asegúrese de que su hijo se vaya a la cama a su hora regular, y lo bastante temprano como para dormir lo suficiente. Es posible que los niños más pequeños necesiten dormir una siesta durante el día.