Entre los elementos que utiliza el cromoterapeuta tiene un lugar preponderante el agua solarizada. Ésta se obtiene muy fácilmente: basta exponer agua pura durante unas cuatro horas en una botella de vidrio del color deseado o, si no se dispone de ella, de una botella de vidrio incoloro teñida o envuelta en papel celofán con dicho color. Una vez cargada de vibraciones, esta agua se ha transformado en una "poción mágica" que hay que tomar con moderación.
Este mismo método se utiliza para preparar los aceites destinados a dar masajes.
La buena higiene de la vida pasa necesariamente por la alimentación. En la preparación de los alimentos también los colores tienen su importancia. Precursores de este dominio, los médicos tradicionales chinos escogen los alimentos en función de sus diversos colores. Así, a fin de activar los distintos órganos, relacionan el corazón, el hígado, el bazo, los riñones y los pulmones respectivamente, con el rojo, el azul o el verde, el amarillo, el negro y el blanco.
Así, alimentos como el tomate o el pimiento rojo sirven para fortificar las funciones del corazón, a condición de que hayan sido preparados con arte y amor. Sin embargo, al preparar el menú, hay que tener en cuenta la constitución y el temperamento del cliente, tanto como el sabor del menú preparado.
Que la presentación y particularmente el color de los alimentos tienen su importancia, no ofrece la menor duda. Instintivamente, el cocinero, al preparar entremeses, los dispone de tal manera que el rojo de los rabanillos se acompañe del amarillo pálido de la mantequilla, mientras que en verde del perejil y el amarillo de la yema de huevo pongan en relieve el color de los tomates.
La secreción de saliva y del jugo gástrico se desencadena a menudo desde que los ojos registran la armonía o el contraste de los colores. Se ha comprobado que los platos policromos tienen gran éxito y provocan inmediato apetito.