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Psicologia


Pautas a seguir en el uso del castigo

 

Las dificultades anteriormente expuestas, que caracterizan a los castigos tradicionales, pueden ser superadas si la enseñanza de los límites cumple las condiciones que se analizan a continuación:

1. Las normas están claramente definidas, los adultos se comportan coherentemente con ellas, proporcionando así un modelo de los valores que tratan de enseñar, y los niños participan activamente en su definición y en el establecimiento de lo que deberán hacer si no las respetan.

2. La eficacia de las normas se reduce cuando las transgresiones graves quedan impunes, puesto que la impunidad es interpretada como un apoyo implícito al comportamiento antisocial. Por eso, la permisividad con dichos comportamientos cuando éstos son extremos, los incrementa.

3. Se promueven a través de la disciplina cambios cognitivos, emocionales y de comportamiento, ayudando a que los niños entiendan por qué es inadecuada la conducta que deben cambiar, se arrepientan de dicho comportamiento e intenten reparar el daño que han originado. 

4. Para prevenir que las conductas inadecuadas vuelvan a repetirse es necesario favorecer alternativas. Y para conseguirlo, hay que averiguar qué función cumple para el niño la conducta inadecuada, qué consigue con ella y ayudarle a desarrollar una forma positiva de lograr dicho objetivo.


5. La disciplina debe ayudar a ponerse en el lugar de aquellos a los que se ha hecho daño, estimulando esta importante capacidad, la de ponerse en el lugar de los demás, uno de los motores más importantes del desarrollo social y emocional.

6. Hay que evitar reñir continuamente a los hijos por conductas de escasa relevancia, porque estas riñas continuas no suelen ser útiles y reducen la calidad de la comunicación.

 

7. Conviene plantear la corrección de la conducta inadecuada en un contexto que favorezca la comunicación, para lo cual es preciso: •

+ Elegir un momento oportuno, evitando las situaciones de tensión.

+ Analizarlo en relación a conductas específicas, sin caer en las descalificaciones globales, ni en las expresiones que puedan ser interpretadas como cuestionamiento del afecto incondicional que hay que manifestar a un hijo o a una hija siempre.

+ Evitar los monólogos, estimulando la participación del niño o niña en la comunicación. •

+ Favorecer que pueda expresar por qué se comportó así, cómo cree que puede contribuir a reparar el daño originado y evitar que vuelva a repetirse dicha situación.  

+ Ayudarle a llevarlo a la práctica.

8. La eficacia de los adultos para enseñar a respetar límites aumenta cuando tienen una relación de calidad con los hijos/as, en la que existan suficientes oportunidades de realizar juntos actividades gratificantes (en situaciones relajadas, no conflictivas) y disfrutar conjuntamente.

El castigo debe ser empleado para mejorar la conducta del niño. Los castigos de los padres, mediante violencia física o verbal, son para el niño un modelo de conducta agresiva. Si el niño vive rodeado de este modelo, estará adquiriendo el hábito de responder agresivamente a las situaciones conflictivas.

Cuando los padres castigan mediante violencia física o verbal se convierten para el niño en modelos de conductas agresivas. Cuando el niño vive rodeado de modelos agresivos, va adquiriendo también comportamientos agresivos.


Álvaro Rojo