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Navidad, Psicologia


Altruismo en Navidad

 

Mucha gente afirma que es feliz en Navidad. Los actos generosos de esta época, psicológicamente hacen felices a las personas. La Navidad tiene muchos sinónimos. En la mayoría de los países se celebra, incluso en los países no cristianos. La Navidad se ha convertido en un algo universal. Entre muchas de las características de este tiempo está una en particular: el compartir algo o ayudar a los demás.

Los actos de generosidad traen un ambiente diferente a cada persona: un ambiente de paz, de armonía con sí misma y con los demás. Cada individuo se siente mejor consigo mismo cuando experimenta los actos de desprendimiento hacia otro.

En 1987 se hizo un estudio  sobre el altruismo. Entre los resultados, se dieron cuenta de que la gente es más desprendida de acuerdo al medio ambiente positivo. Si la persona está alegre, será más propensa a dar a los demás.

Si una persona se encuentra en la posibilidad o en una oportunidad para compartir, lo hará. Eso genera cierto confort a su interior y, por tanto, se siente más feliz.

Si bien el estudio es sobre altruismo, lo mismo se puede aplicar en la temporada navideña cuando una persona se rodea de un buen ambiente: el denominado ambiente navideño que promueve unión, reconciliación, etc.

El altruismo en Navidad, por tanto, es más común. Y no sólo se considera al altruismo en sí, sino las acciones simples entre familia como intercambio de regalos y amistad.

El acto de dar está relacionado con la empatía y la compasión. La hormona oxitocina es liberada. Esta hormona está relacionada directamente con el “amor”. Las manifestaciones como abrazar o besar a alguien producen oxitocina, y esta da la sensación de alegría, paz, amor, compasión, etc.

En Navidad se libera mucha oxitocina, por lo tanto, las personas se sienten más felices porque abrazan a muchas personas, muestran cariño y son dadivosas. Además de generar sensación de bienestar a los terceros, se genera la sensación de bienestar propia.

El ambiente de la Navidad hace que las personas se porten bien. No se trata de un acto de magia, sino de la liberación de la dopamina. Esta está relacionada directamente con la regulación del comportamiento. El cerebro libera esa sustancia ante la actitud de una persona que ha dado algo, o se ha desprendido de algo a favor de otra persona.

Además, también se liberan endorfinas, llamadas también las “moléculas de la felicidad” pues permiten que una persona tenga la sensación de bienestar y felicidad. Se liberan precisamente en ambientes propicios de convivencia, recuerdos, etc… Así que en Navidad hay derroche de dopamina y endorfina.

Esas experiencias o modos de reaccionar en la Navidad tienen origen en respuestas neurológicas. El experimentar empatía, generosidad, compasión, etc… es producto generado por el entorno en que una persona se desarrolla.

 

 

 


Álvaro Rojo