La Terapia Dialéctica Conductual (TDC), fue publicada en 1991 por Marsha Linehan, Universidad de Washington, Seattle, Washington. La base teórica de la TDC reside en un modelo bisocial de los trastornos de personalidad. Por una lado aparece una disfunción biológica en el sistema de regulación emocional que, junto con un ambiente invalidante, da lugar a una desregulación emocional dominante propia del TLP.
Las técnicas utilizadas están basadas en la filosofía dialéctica, la terapia conductual, cognitiva y en técnicas de meditación, así como en otras específicas (contacto telefónico, intervención en crisis, etc.). La terapia se centra principalmente en el paciente, pero también tiene en cuenta el entorno ambiental con otras intervenciones como los grupos de familiares o la consulta al paciente, entre otros.
El programa de tratamiento propuesto por Linehan es de un año de terapia individual (1 hora semanal) y un grupo de habilidades (2-3 horas semanales). El objetivo principal es trabajar el manejo de la conducta suicida, aunque también tiene otros (conductas que interfieren en el proceso terapéutico, calidad de vida, objetivos personales, respeto propio, habilidades interpersonales de regulación emocional y de tolerancia al distrés, etc.). La TDC es un programa estructurado de soporte vital en el que se equilibran la aceptación de la situación del paciente y el cambio para mejorar su vida. Un punto esencial es la relación terapéutica, tanto la relación terapeuta-paciente como la necesidad de que el terapeuta forme parte de un grupo de consulta en el que reciba supervisión técnica y soporte emocional.
Existen estudios controlados que valoran la eficacia del tratamiento y estudios de seguimiento que han revelado diferencias significativas respecto a otros tratamientos normalmente utilizados hacia una mayor disminución de conductas suicidas, más retención del paciente en terapia, menos días de ingreso psiquiátrico, disminución de la ira, mejor funcionamiento global y mejor ajuste social.