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Vida sana


Consejos para las vacaciones en pareja

 

Cuando llega el periodo vacacional, este suele provocar dos situaciones en la pareja: por un lado, es una gran ocasión de disfrutar juntos tras unos meses de poco contacto juntos, o por otro lado, el desafío de estar pegados todo el día, provocando que salgan a la luz problemas del pasado.

Con la llegada del verano, multitud de parejas están preparadas para no desperdiciar la oportunidad de  vivir grandes ratos, como si fuera un camino de rosas del gozo, después de dejar atrás el cúmulo de estrés, reuniones y desasosiego. Pero lo cierto es que antes de lo pensado, la novedosa situación de estar todo el rato juntos, sin opción de “huir” el uno del otro, como ocurre el resto del año, provoca que las buscadas tres “D” vacacionales (descansar, divertirse y desconectar), se transformen en las tres “D” del malestar (discusiones, decepción e incluso divorcio).  Al convivir durante más tiempo, alejados de los quehaceres diarios y el trabajo y la escuela, es el momento de la pura convivencia y donde aparecen los desencuentros ya que cada uno se muestra como es.

Para evitar este tipo de situaciones y conseguir que las vacaciones transcurran sin estos sobresaltos, no se debe esperar a esos momentos para charlar sobre los temas delicados de la relación. Cuanto antes se planteen mejor, de esa manera se impide una discusión de mayor dimensión. La mejor forma de conseguir unas felices vacaciones juntos es dialogar antes de ir sobre los temas más complicados y atender los tres pilares básicos de la relación: el cariño, la conversación y el sexo. Hay que ponerse de acuerdo en qué lugar y de qué manera se quieren las vacaciones, si se puede, mezclando los gustos de cada uno.

Por otro lado, cada miembro de la pareja ha de tener su tiempo libre para dedicarlo a sus aficiones. Este es el mejor modo de gozar de estos días y dejar de lado confrontaciones, puesto que llevan a conflictos inútiles. Hay que juntar momentos de relax y actividades estimulantes que se hayan acordado.

Para conseguir que las riñas no surjan o que sean muy fuertes hay que decir lo que no agrada o enfada antes de que sea tarde, puesto que la otra parte de la pareja no es un mago, así que tenemos que echarle un cable para que nos comprenda. Por un lado los hombres durante el periodo vacacional comienzan a experimentar aburrimiento y procuran comprometerse lo justo, algunos otros empiezan a organizar planes por otro lado, u otros sienten que necesitan más ejercicio diario (caminatas, deportes…etc). Y por otro las mujeres vuelven a estar hartar de llevar de nuevo todo el peso del hogar, de no poder charlar con su pareja de temas atrasados, de los disgustos provocados por los hijos… etc.

También es una época en la que se hacen más notables los fallos y lagunas que tiene la relación,  y sin duda, los comportamientos que pasan desapercibidos en el torbellino que el día a día. Por lo tanto, una ocasión donde crece exponencialmente el número de divorcios y separaciones es tras las vacaciones, puesto que resulta el momento ideal para volver a descubrir a nuestra pareja y fortalecer la relación o provocar que sea el motivo de la ruptura o divorcio.

Esto se debe porque lo que habitualmente parecían un intercambio de posturas como producto de la vida cotidiana que causaban intranquilidad, se transforman en problemas mucho más profundos, que no sobreviven a las vacaciones.


Álvaro Rojo