Consejos de nuestra nutricionista
< Volver al índice de artículos
Enfermedades y trastornos


Trastornos de la conducta alimentaria: Anorexia nerviosa I
El trastorno alimentario más frecuente es la anorexia nerviosa.

La pérdida deliberada de peso, inducida o mantenida por el propio paciente alcanza al menos entre un 20-25% del peso original y el habitual para su edad, constitución y altura. Se consigue mediante restricción alimentaria, vómitos autoprovocados, ingesta de anorexígenos, laxantes o diuréticos, o con la práctica de ejercicio de manera exagerada. Va acompañada de una preocupación desmedida por la imagen corporal y distorsión de ésta, negando su extrema delgadez y creyéndose gordos, aunque para nada lo estén.

Se advierte fobia la gordura, con desmesurada alegría al adelgazar, relacionándose por ello bajo peso con autoestima. La falta de percepción de su propio estado típica de la enfermedad, resulta superior que en la bulimia.

La prevalencia de la anorexia nerviosa es del 1-1,5% en las mujeres entre los 16 y los 40 años, siendo la incidencia máxima entre los 15 y 25. Las formas subclínicas o los síndromes incompletos alcanzan el 5%. La anorexia afecta más a mujeres jóvenes y está aumentando entre los varones.

La patología de la conducta alimentaria podría ser vista como un continuo entre la persona que, ocasionalmente, sigue una dieta, la que la hace a menudo y la que la realiza de forma claramente patológica. Entre la normalidad con preocupación y caprichos en la dieta y la auténtica anormalidad, no siempre resulta sencillo establecer el punto de separación, pero las diferencias no son sólo cuantitativas sino cualitativas.

La incidencia ha aumentado en las últimas décadas y también en grupos donde era bastante excepcional, como en la raza negra, en países orientales, en culturas como India o Egipto, o en los países del Este de Europa. La experiencia de trastornos de la conducta alimentaria en países no occidentales es más escasa, e incluso en algunas culturas se considera más atractiva a la mujer gruesa.


Álvaro Rojo