El “endiosamiento” de un líder deportivo, en casos particulares, tiene como sustrato más de una realidad. No solo encontraremos hechos como el fanatismo, sino cuestiones que van tanto de lo individual como nacional, entre las cuáles es fácil advertir las tendencias de la economía, los factores de poder, la cultura política imperante, la presencia de los medios de comunicación (factores más que importantes, imprescindibles en la actualidad y que tanto han beneficiado a la difusión de los deportes) que de hecho generan en las grandes masas fuertes presiones emocionales, haciendo sentir al líder como el representante de todo un barrio, provincia nación o a veces continente, hasta el punto de identificación enferma que los lleva a desequilibrar sus formas racionales de pensamiento o comportamiento.
Muchas veces el líder “patológico”, es llevado sin querer a ese lugar.
Lamentablemente la historia del deporte está plagada de estos ejemplos nocivos que actúan en forma inmediata y negativa sobre grupos de personas cuya madurez emocional no corresponde a los patrones corrientes.
El líder deportivo natural puede soportar una cierta y determinada cantidad de proyecciones. Según su estructura, se defenderá activamente de todo aquello que no tenga que ver con el deporte. De no hacerlo así, podrá verse incluido en cuestiones de índole íntima que operarán en contra de su persona, de su rol y del equipo al que pertenezca.