Por regla general, los objetivos de la mayoría de las psicoterapias que se aplican a los TLP, están orientadas a conseguir la disminución de la intensidad y la prevalencia de las conductas autodestructivas, el autocontrol emocional, la mejora de las relaciones interpersonales del paciente, y la consecución de una mayor integración y comprensión de sus conflictos internos y relacionales.
Las psicoterapias psicodinámicas parten de la combinación de diferentes modelos teóricos: psicología del yo, relaciones objetuales y psicología del self. Se pretende que el paciente tome conciencia de formas de funcionamiento inconsciente para incrementar la tolerancia a los afectos, dotar de capacidad de retraso a las acciones impulsivas, proporcionar conocimiento sobre problemas relacionales, aumentar la función reflexiva, integrar aspectos disociados, aumentar la fortaleza del yo, disminuir la fragmentación e incrementar el sentido de cohesión en la experiencia hacia uno mismo y hacia los demás, fortalecer las defensas, mejorar la autoestima, internalizar (o interiorizar) la relación terapéutica y generar una mayor capacidad para hacer frente a sentimientos desagradables.
Técnicamente se utilizan intervenciones del tipo interpretaciones, confrontaciones, clarificaciones y otras, de forma focalizada y tanto transferenciales como extratransferenciales.
Los pacientes con TLP tienen problemas de adherencia a los tratamientos en general a causa de su propia inestabilidad relacional. Es necesario realizar un intenso trabajo sobre la alianza terapéutica.
Como consecuencia de estas dificultades, muchos pacientes con TLP son tratados con psicoterapia de refuerzo, que se caracteriza por plantear objetivos claros y definidos y enfocarlos hacia el funcionamiento de la vida cotidiana. La actitud del terapeuta es activa, no neutral; no ofrece interpretaciones y sí que da explicaciones sobre el funcionamiento personal y relacional manteniendo una transferencia positiva (gratificaciones vinculares). La frecuencia de la terapia es de una vez a la semana y de larga duración (5-10 años).
La mayoría de las modalidades terapéuticas coinciden en los aspectos siguientes a la hora de tratar a los pacientes con TLP:
- Necesidad de “cuidar” al máximo la relación con el paciente.
- Papel activo del terapeuta.
- Límites claros en el encuadre del tratamiento.
- Actitud flexible por parte del terapeuta.
- Capacidad del terapeuta para crear una atmósfera cálida y empática.
- Control de la contratransferencia.
Algunos estudios, sugieren la eficacia de las terapias psicodinámicas en pacientes con TLP para disminuir las conductas autolesivas, los intentos de suicidio, las conductas violentas, el uso de drogas ilegales, los síntomas de ansiedad y depresión, el ajuste social, el número de visitas médicas por cuestiones somáticas y los problemas interpersonales, así como la hospitalización. Cuando la duración del tratamiento ha sido como mínimo de un año, mejora el 75% de los pacientes, mientras que entre el 87% y el 95% lo hacen con dos años de tratamiento.
Los efectos secundarios que pueden derivarse provienen del establecimiento de relaciones de gran dependencia o de las reacciones contratransferenciales que a menudo los pacientes con TLP pueden provocar en los terapeutas y que pueden llevarles a transgredir límites profesionales a través de intervenciones inapropiadas o inefectivas.
Nos encontramos ante tratamientos difíciles que requieren de mucha formación y flexibilidad por parte del terapeuta y en los que los límites del terapeuta se ponen constantemente a prueba. La supervisión es muy necesaria.