¿Heredado o adquirido? Desde siempre ésta ha sido la pregunta del millón al momento de hablar acerca de qué cosas se transmiten genéticamente y qué otras a través de la educación. Si se plantea el tema en estos términos, es porque se apunta a ubicar las respuestas de uno u otro lado. Se piensa que ciertas cosas se transmiten genéticamente -como las características físicas, el color de pelo y ojos, etc.- mientras que otras se transmiten mediante la educación -los modales, ciertas costumbres, los valores, ideales, etc.-. No obstante, creo yo, que hay todo un grupo de características que hacen a la personalidad de la persona que no creo que encajen en ninguna de estas dos categorías.
Es muy complicado poder dar cuenta de cómo se constituye la personalidad de un sujeto, esto es, su yo. Retrospectivamente sí muchas veces podemos ubicar cómo tal o cuál elemento viene de algún familiar sobre todo cuando hablamos de ciertos ideales que tiene la persona o creencias que tienen un carácter de fijeza y de “esto es así” que muchas veces se tarda toda una vida para poder cuestionar algo de eso.
Pero lo cierto es que no es tan fácil de ubicar de dónde vienen ciertas características de la personalidad de uno tales como el hecho de ser tímido, impulsivo, simpático, o lo que fuera. Son sólo algunas características al azar, por supuesto que hay muchísimas más y no alcanza solo una de ellas para definir a alguien. Sobre todo si tenemos en cuenta que ellas constituyen una pequeña parte del yo de la persona que es solo un aspecto de quién es cada uno.