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Psicologia


Negociación y mediación en las familias

 

La negociación y mediación son medios de atención a los conflictos familiares y de pareja, ya que permiten la reflexión, la sensibilización; dejar de lado el subjetivismo e individualismo y orientarse a un objetivo común, a aquel objetivo que inicialmente implícita o explícitamente tuvo la relación.

El empleo de la mediación en el ámbito de los sistemas familiares, hoy en día resulta la mejor forma de atender los conflictos conyugales; para ello no bastan los conocimientos generales de mediación; resulta imprescindible que el mediador pueda entender el sistema familiar, conducir las emociones, comprender sus pautas de funcionamiento, relacionar las disputas con el ciclo de vida y el tipo de familia, detectar rasgos de violencia doméstica y comunicarse con todos sus integrantes, más allá de las diferencias de edad y género.

Negociar no es ceder; implica lograr acuerdos que satisfagan a ambos, acuerdos donde ambos se sientan representados y acuerdos que orienten a la obtención de objetivos comunes. Implica ser tolerante, saber persuadir, convencer; pactar, tranzar, dialogar.

A través de la negociación, dos o más personas con intereses opuestos pueden llegar a un acuerdo común. Para negociar es necesario que las personas desarrollen determinadas capacidades y características que permiten una mejor relación con los demás:

- Autoestima y seguridad personal, lo cual implica autoconocimiento.

- Empatía, es decir, poder reconocer y respetar los sentimientos y necesidades del otro.

- Asertividad, que significa que podemos expresar nuestras ideas, sentimientos, necesidades y puntos de vista, con seguridad y firmeza sin ser agresivos y también sin sentirnos amenazados.

Para negociar, es importante a su vez, seguir los siguientes pasos:

Primer paso: definir con claridad lo que se quiere lograr. Cuando se sabe exactamente qué es lo que se quiere, también es posible identificar hasta dónde se puede ceder.

Segundo paso: comprender la necesidad y punto de vista de la otra persona. Para esto es necesario escuchar "activamente", es decir, tratar honestamente de comprender qué quiere y por qué lo quiere. Tercer paso: Identificar diferencias y coincidencias entre las dos posiciones. Los puntos de coincidencia son de gran ayuda para llegar a un acuerdo.

Cuarto paso: Desarrollar opciones tomando en cuenta la propia necesidad y la necesidad de la otra persona. Esto implica estar dispuesto a aceptar posibilidades diferentes a las consideradas inicialmente.


Álvaro Rojo