Consejos de nuestra nutricionista
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Psicologia


Cómo aplicar la disciplina I

 

Autoritario, permisivo... ¿qué tipo de padre se debe ser ahora?
Un padre flexible que se adapte a la situación. Los extremos siempre son malos. El exceso de autoritarismo es igual de malo que el exceso de permisividad. Si nos fijamos, los niños con conflictos de verdad vienen de familias excesivamente permisivas o excesivamente autoritarias, por tanto, lo ideal es estar en el punto medio.

El punto medio quiere decir que cuando hay que decir que no, hay que ser capaces de decir que no, y cuando hay que soltar un poquito la cuerda, soltarla. Eso no quiere decir que haya que ser colegas de nuestros hijos ni que seamos amigos, los hijos  han de respetar, por lo tanto, siempre hay que estar en ese punto de control, un mínimo de respeto es imprescindible. Siempre es mejor pecar de un exceso de respeto que de falta de respeto.

¿Cómo conseguirlo? ¿Hay que inculcarlo desde la infancia o se puede  recuperar después sino se ha  hecho a su debido tiempo?
Pasa por respetase a sí  mismo y tener claro que un niño, aunque sea tu hijo, no te puede pisar y hay cosas que no te puede decir. Hay cosas que no se le van a consentir a una persona de fuera y tampoco se pueden consentir a tu hijo. Hay que tener muy claro que a tu hijo no se le puede consentir que te diga tonta, o déjame, o que deje la ropa tirada… porque es una falta de respeto.

Todo esto pasa por tener muy claro el respetarse a sí mismo, y que los padres no están al servicio de sus hijos, no son monitores de su tiempo libre, están para ayudarles a que crezcan, para darles la mano para que se hagan mayores, pero en un entorno de convivencia con unas normas. Si yo no voy a dejar tiradas las cosas para que las recoja él, tampoco lo podrá hacer , si yo no le insulto, él tampoco me puede insultar, y no se le debo consentir, no sólo por mí , por dignidad, sino porque sino él no va a aprender esa dignidad y ese respeto, y eso no se puede enseñar, hay que imitarlo.

¿Debemos negociar con los hijos? ¿Cómo hacer para que la sociedad se olvide del castigo físico?
Hay que estar en contra del castigo físico, porque realmente no lleva a ningún lado. La violencia genera violencia, y por ahí no vamos bien. 
Para ser un padre firme no es necesario dar un cachete, si  tienes claras las cosas y al niño no se le deja pasar una, no hace falta. Hace falta que estar convencido y que haya una serie de cosas que no sean negociables y que el niño tenga claras. Pero eso no quiere decir que entonces el niño sea el rey de la casa y haga lo que le dé la gana. 

Una cosa es estar en contra de la violencia, de la agresión en todos los ámbitos y otra cosa es que no haya respeto. El respeto es fundamental, precisamente cuando se respeta a una persona, no se le pone la mano encima. Una cosa es no violencia y otra cosa es que no haya límites y que el niño pueda hacer lo que quiera, y no se puede porque en la sociedad hay límites y hay normas y estas educando a estos niños para que vivan en esa sociedad.

 Además en el colegio hay unos límites y unas normas muy claras, los niños lo saben y no están nada traumatizados y las cumplen. Por lo tanto, en casa ha de haber normas, y eso no quiere decir que se esté todo el día castigando al niño.
El problema del cachete y la bofetada es que se empieza por esto ¿y luego qué? Uno se queda sin argumentos, ¿luego que se hace? ¿Darle una paliza? Hay que estar totalmente en contra del castigo físico, pero estar totalmente en contra de que los niños sean los dueños de casa y hagan lo que quieran.

 


Álvaro Rojo