Los objetivos de las terapias grupales son parecidos a los de las terapias individuales: estabilización del paciente y manejo de la impulsividad y otros síntomas. Estas terapias permiten ofrecer soporte social adicional y favorecen el aprendizaje de relaciones interpersonales.
No existen estudios controlados con series amplias de pacientes. Parece que las terapias de grupo muestran la máxima eficacia en el momento de consolidar la mejoría obtenida después de hospitalizaciones, y también cuando los pacientes comparten un determinado traumatismo (por ejemplo, grupos de TLP con antecedentes de abuso sexual en la infancia).
Clínicamente parece que la utilización conjunta de terapia individual y de terapia de grupo es más eficaz que la utilización de cualquiera de ambas por separado.
Se han descrito efectos secundarios: interacciones hostiles y destructivas entre los pacientes, ansiedad ante la exposición emocional al grupo y fenómenos de contagio sintomático entre los participantes. La elección del tipo de grupo debería considerar los siguientes aspectos: grupos con diagnósticos homogéneos o diversos, tratamiento único o combinado y modificación de las técnicas grupales.
Por otro lado, la introducción de las intervenciones psicoeducativas estructurales dirigidas a las familias ha tenido una buena acogida. Los objetivos son mejorar el conocimiento del trastorno por parte de los familiares, implicarlos en los objetivos terapéuticos, adquirir habilidades de trato con el paciente, mejorar la comunicación y disminuir las hostilidades hacia el paciente.