Para las personas con necesidades educativas especiales, sobre todo con discapacidad mental, el deporte representa un camino de superación eficaz, que les ofrece integración, seguridad y autonomía. En consecuencia, se debe decir que estas personas pueden incorporarse a actividades que les proporcionen un buen nivel de calidad de vida; en este sentido, se debe acotar que la actividad física ha demostrado ser muy útil; porque, el deporte constituye una fuente importante de salud física y espiritual para todos los seres humanos y se acentúa aún más en los individuos especiales. En otras palabras, por medio del entrenamiento deportivo y de la competición, la gente con discapacidad mental se beneficia física, mental, social y espiritualmente; además, las familias se vuelven más fuertes y la comunidad en general, con la ayuda de la participación y de la observación, se siente más unida y comprende mejor a la gente con discapacidad mental en un ambiente de igualdad, respeto y aceptación.
En este orden de ideas, hay que tener en cuenta lo siguiente: aunque en ningún momento se debe usar la sobreprotección para las personas especiales, ellas requieren ser cuidadas con algunas reglas especiales cuando participan en actividades deportivas; por eso se conoce como Deporte Adaptado al previsto para ellas. El deporte para personas con discapacidad deberá ser adaptado a la disminución que evidencie, según sea motora, mental o sensorial; así, pues, se le identifica como Deporte Adaptado a personas con discapacidad y la puede abarcar dentro de los tres grandes grupos mencionados: motor, sensorial y mental. Muchas veces, por una cuestión de rapidez y economía, también se le denomina sólo Deporte Adaptado, aunque este término, por lo general, se refiere también a los deportes dirigidos a los reclusos, mujeres embarazadas, personas de la tercera edad o los denominados mini-deportes.