Los colores influyen en nuestro estado de ánimo, en nuestra capacidad de concentración y en el desarrollo de nuestras actividades cotidianas. La cromoterapia es la técnica de utilizar los colores con fines curativos. Busca provocar reacciones en el organismo a través de las ondas o vibraciones que emiten los colores. A la cromoterapia también se le denomina biofotónica, curación por la luz, fototerapia o luminoterapia.
Los colores primarios producen intimidad y confianza, por lo que están aconsejados en las zonas de entrada.
Las zonas de estar poco luminosas agradecen las luces y el color amarillo pálido que les da un toque de vida.
La clasificación de los colores según su poder curador sería la siguiente:
- Rojo. El rojo aporta vitalidad y mejora la circulación sanguínea. Es excitante, estimulante del hígado, los nervios y de la circulación de la sangre, ayuda en la bronquitis, la impotencia y el reumatismo, cura la anemia y el abatimiento. Da vigor y produce actividad, pero si la habitación está decorada en su totalidad con este color e iluminada con el mismo tono, induce a la violencia.
- Rojo escarlata. Constituye un excelente vasoconstrictor, es buen estimulante de los riñones y aumenta la tensión sanguínea. Es el color de la sensualidad y controla la tristeza.
- Azul. Relajante. El azul tiene propiedades sedantes. Es comunicante, calmante, refrescante, eléctrico y astringente. Alivia los dolores en general, espasmos, calambres, restablece el equilibrio del sistema nervioso, fortalece la voluntad.
El azul, color del cielo y del mar en calma, es el color de la paz y de la armonía. Representa la Serenidad. En una habitación ó en un despacho, el azul crea un clima sereno y relajante y un cuadro perfecto para el entendimiento ó charlas amenas. Crea ambientes relajados y da la impresión de que el espacio es mayor. Puede disminuir la ansiedad en salas de espera de consultas y hospitales. Es bueno para las clínicas prenatales.
- Azul-violeta. Es un azul caliente, confortable, bueno para quienes sufren de claustrofobia, asma y complejo de inferioridad.
- Turquesa. Es el más sedante y se aconseja para los hospitales y para despachos de personas sobrecargadas de trabajo.
- Violeta. Equilibrante. Tiene buenos efectos sobre los casos de ciática, epilepsia, contracturas y anemias. Disminuye la angustia, las fobias y el miedo. Elimina la rabia y la violencia, es refrescante, astringente, eléctrico, actúa sobre la paratiroides y la tiroides. Reduce las hemorragias, afecta al nivele emocional y espiritual, calma los nervios y el espíritu. Ejerce influencias religiosas o piadosas.
- Violeta oscuro. Frío y sutil, inhibe nervios motores y sistemas cardiaco y linfático. Purifica la sangre, detiene el crecimiento de tumores, equilibra la cantidad de potasio y sodio.
- Magenta. Intensifica el efecto del violeta con un deseo de ser liberado de las implicaciones de nuestro actual mundo exigente. Puede ser peligroso para quienes tienden a optar por salir de este mundo (suicidio).
- Naranja. Vitalizante. El naranja es antidepresivo, sube el ánimo y mejora el humor. Estimula el sistema respiratorio y ayuda a la fijación del calcio, favorece la buena relación cuerpo-espíritu, aumenta el optimismo. Es activante y estimulante, fortalece pulmones, páncreas y bazo, vivifica emociones, crea bienestar, alivia espasmos.
- Amarillo: Liberador. Aporta energía al sistema digestivo y tono a los músculos, estimula el intelecto, tonifica y desarrolla el cerebro, combate la fatiga mental y la melancolía. Es antidepresivo, activa nervios motores, genera energía muscular, estimula el flujo de la bilis, favorece la piel.
El amarillo, como el sol origen de calor y creación, es sinónimo de alegría y vitalidad. Es el color de la energía. Ideal en una cocina, el amarillo alegra la vida. Sin embargo, la decoración y la iluminación con este color no se adecuan a nuestro estado presente cuando se las utiliza como esquema completo. Si utilizamos este color exclusivamente, entraremos en un estado mental en el que desaparecerán los anclajes del entorno multicolor.