Estas cifras van en aumento, y hoy por hoy la bulimia es cuatro veces más frecuente que la anorexia en la población española.
Esto es debido a que es más difícil de diagnosticar. Los pacientes con bulimia suelen tener un peso normal, o incluso presentar ligero sobrepeso. Realizan una vida normal, y de cara a la sociedad no se les detecta conductas extrañas hasta estadios donde la enfermedad ya está muy instaurada.
Las características de la bulimia nerviosa son:
Los continuos vómitos provocan dolor de garganta, esofagitis y alteraciones del esmalte dental. Además provocan deshidratación y desequilibrios electrolíticos, que desembocan en problemas cardíacos y renales.
Este tipo de conducta puede ser frecuente en personas obsesivo-compulsivas, con déficit de autoestima y con un carácter muy perfeccionista. Suelen tener coeficientes intelectuales altos y obtienen en su vida resultados, tanto académicos como profesionales, excelentes. Esta situación les puede llevar a una obsesión por su peso corporal y su aspecto físico.
Distintos estudios han evidenciado que pacientes con bulimia nerviosa presentan alteraciones en la transmisión cerebral de serotonina, regulando los niveles de este neurotransmisor con tratamientos antidepresivos. Podemos ayudar a disminuir la frecuencia de atracones de comida y la intensidad de los mismos, aunque este tipo de tratamientos siempre tienen que estar coordinados por profesionales multidisciplinares, especialistas en estos trastornos de la conducta alimenticia.