Consejos de nuestra nutricionista
< Volver al índice de artículos
Psicologia


Problemas surgidos tras la separación I y el momento adecuado

 

En efecto, los padres bien intencionados quieren evitar que uno de los dos lleve solo la responsabilidad de esta decisión. A pesar de esta puesta en escena, a menudo preparada y orquestada en los mínimos detalles, los niños perciben en la mirada, en el tono de voz, en las palabras dichas y en los silencios, que uno de los padres no es el que inicia este proyecto y está todavía enamorado del otro. Algunos niños se sienten traicionados, por esta falta de claridad, otros piensan en silencio y tienen la esperanza de una reconciliación, mientras que, otros intentan descubrir el verdadero motivo de la separación. Todo esto necesita mucho valor y determinación, pero es preferible decir la verdad al niño. Él puede llorar, enfadarse o mostrar indiferencia, pero apreciará más tarde la franqueza.

A pesar de todo, aunque esto sea difícil, es bueno decirle al niño que ellos han dejado de amarse pero que a él lo siguen queriendo igual. El niño debe saber que a pesar de la pena, la cólera o la frustración, sus padres no rechazan su nacimiento. La mejor preparación del niño para la nueva etapa es que esté informado y son los padres los que más le quieren y los que mejor le conocen quienes deben comunicárselo. 

Las sugerencias para ayudar al niño durante la separación deben adaptarse según la edad del niño y las circunstancias propias de cada familia. Es preciso recordar a los padres que deben darles respuestas concretas, utilizando palabras que a la vez inicien al niño en la vida de los adultos y justifiquen su confianza en el sentimiento de responsabilidad, aun cuando no puedan todavía comprender en toda su dimensión esta responsabilidad. 

 

Muchas investigaciones han demostrado que ni la edad, ni el sexo, son los factores a considerar cuando lo que está en cuestión es separarse.  Ni la intensidad de los enfados de los padres ni la ausencia de un padre o la violencia conyugal misma justifican a los ojos del niño una separación. Las buenas relaciones del niño con sus padres durante la ruptura no disminuyen su angustia en el momento del divorcio o sus fantasías de quererles reconciliar. Algunos padres, negligentes o violentos durante la vida en común, se muestran muy cariñosos con el niño en esta etapa.

 Se encuentra con frecuencia que numerosos niños siguen esperando la reconciliación de sus padres 2, 3, 4 e incluso 6 años después de la separación. Muchos llegan a ser maestros en la organización de las citas entre los padres, en el arte de acrecentar la tensión entre los padres o entre un cónyuge y su nueva pareja. Todas estas maniobras son sólo con un fin, forzar o incitar a los padres a reiniciar una vida en común. Algunos niños se vanaglorian de haber hecho fracasar la nueva unión de uno de sus padres, de haber hecho todo lo posible para que se rompa.

 El deseo de reconciliación es tanto más presente en tanto que los padres tienen una buena comunicación entre ellos, cuando hacen las paces y llegan a ser amigos tras un período de discordia. Esta fantasía de reconciliación puede durar tiempo en la cabeza y en el corazón del niño. No hay que olvidar que en la separación, aunque se trata de un empobrecimiento, puede haber también aspectos positivos para los padres y para el niño.

 


Álvaro Rojo