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Navidad, Psicologia


Consumismo y Navidad II

Con nuestra forma de consumir podemos influir en la marcha de la economía y del mundo de una forma directa. Un consumo consciente y responsable, orientado al fomento de actividades satisfactorias para la naturaleza y las personas es una gran contribución y un decisivo instrumento de presión frente al mercado.

El concepto de Consumo Responsable es muy amplio, como lo es la propia actividad de consumir. Algunas pautas que englobarían lo que englobaría dicho término serían:

- Un Consumo Ético, en el que se introduzcan valores como una variante importante a la hora de consumir o de optar por un producto. Haciendo especial énfasis en la austeridad como un valor en relación con la reducción para un consumo ecológico, pero también frente al crecimiento económico desenfrenado y al consumismo como forma de alcanzar el bienestar y la felicidad.

 - Un Consumo Ecológico, que incluye, por este orden, las famosas "erres" del movimiento ecologista: reducir, reutilizar y reciclar, pero en el que también se incluyen elementos tan imprescindibles como la agricultura y ganadería ecológicas, la opción por la producción artesanal, etc.

- Un Consumo Social o Solidario, en el que entraría también el Comercio Justo, es decir, el consumo en lo que se refiere a las relaciones sociales y condiciones laborales en las que se ha elaborado un producto o producido un servicio. Se trata de pagar lo justo por el trabajo realizado, tanto a gentes de otros países como a las más cercanas, en nuestro ámbito local; se trata de eliminar la discriminación, ya sea a causa del color de la piel o por diferente origen, o por razón de género o religión; se trata de potenciar alternativas sociales y de integración y de procurar un nuevo orden económico internacional.

Lo peor del caso es que ha quedado demostrado que la felicidad no se puede comprar. Las sociedades ricas, presas del consumismo, son las que, estadísticamente, registran mayores casos de depresión, alcoholismo, crimen, ansiedad, obesidad y suicidios.

Entonces podríamos liberarnos de la esclavización del sistema de la sociedad de consumo, en la medida que nos concientizáramos a la hora de “consumir”, de si realmente lo que obtenemos realmente es necesario para nuestro sostenimiento y calidad de vida.

 


Álvaro Rojo