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Psicologia


Síndrome de alineación parental y tipos

 

En familias que presentan disfunciones, el fenómeno implica varias generaciones. El progenitor alienador tiene el sostén de los miembros de su familia, lo cual apoya su sentimiento de tener razón.

El síndrome de alineación parental es un problema familiar por eso es importante recalcar el valor de la familia. Aunque el concepto de familia ha sufrido cambio a lo largo de le evolución de nuestra sociedad, sigue siendo considerado el primer y más importante entorno en el cual los niños reciben los cuidados básicos, nutritivos, afectivos y normativos, que se requieren para su adecuado crecimiento.

Sin embargo, del mismo modo que el concepto de familia no es tan estático, tampoco lo son las familias concretas. Cada familia no es una entidad con unas características dinámicas fijas, sino que, debido a circunstancias externas o internas, evoluciona. Dentro de esta evolución existen determinadas situaciones que puedes ser consideradas “crisis”, algunas de las cuales ponen a prueba el vínculo de los hijos con sus progenitores, comprometiendo de este modo su desarrollo psicoafectivo de una manera importante. Este es el caso de los procesos de separaciones y divorcios, por un lado, y de los menores que se encuentran de manera temporal en régimen de acogimiento, por el otro.

Podríamos clasificar la alienación en 3 tipos o fases por las que pasan los hijos víctimas del SAP, dependiendo del grado de alienación a la que están sometidos:

1. Ligero. La alienación es prácticamente superficial y el comportamiento del menor durante las visitas es normal. El progenitor que tiene la custodia intenta mantener cierta ventaja sobre el otro hablando al hijo como “yo soy mejor padre que él/ella, ¿verdad?”.

2. Moderado. En el tipo moderado, el alienador interfiere en el régimen de visitas del otro progenitor con su hijo. En muchas ocasiones se intenta ocupar el tiempo establecido como régimen de visitas del progenitor no custodio con actividades sociales que no puedan cancelarse y que comprometan al hijo. Se vuelven oposicionistas e incluso empiezan a comportarse y a hablar del mismo modo que el progenitor custodio.

3. Grave. Dirigido exclusivamente a dañar la relación entre el menor y el padre no custodio. Las visitas son imposibles. Aparece una manipulación extrema consistente en programar de manera consciente al menor en contra del otro progenitor. Todos los síntomas están presentes en su mayor intensidad. Se hacen referencias al abandono, a tener otra pareja, a hacer insinuaciones de adicción al alcohol o similar, se prohíbe hablar de ello con nadie ni verse, etc.

 


Álvaro Rojo